Gabriel Chakarji: Jazz y afrovenezolanidad a orillas del Hudson

Gabriel Chakarji: Jazz y afrovenezolanidad a orillas del Hudson

Originalmente publicado en Guatacanights.com 29 de julio de 2020 

El jazz y la afrovenezolanidad brotan de los dedos de Gabriel Chakarji. La suya no es una propuesta jazzística a la que se agregue cierto exotismo cadencioso como quien le espolvorea una especie al plato, una vez que se cocinó, para hacerlo más interesante al paladar. La obra del pianista caraqueño es híbrida desde su mera concepción. De tanto empaparse de ellos, esos ritmos ancestrales dejaron de ser ornamento para incorporarse a la esencia.

New Beginning (2020) pasa en limpio el resultado de dos búsquedas paralelas, dos miradas al pasado para encarar su futuro. Por un lado, procura comprender a Thelonious Monk y a Bud Powell, incluso a Art Tatum, Fats Waller y James P. Johnson, llegar a Herbie Hancock y Bill Evans y seguir hacia adelante; entender las coyunturas, los quiebres de ese relato subyacente; y por otro, se enfoca en seguir las huellas de cultores de la afrovenezolanidad hasta alcanzar a Aquiles Báez y la contemporaneidad, estudiar el trabajo de pianistas como Otmaro Ruiz y Edward Simon y escudriñar a otros creadores que han transitado, a su manera, el mismo sendero.

—Se trata de combinar nuestra cultura con otras músicas que también amamos. La intención es expresar lo que soy en este momento.

El recorrido de 8 episodios está pensado como un recital. Comienza con la brasa bien ardiente, con casi todos los jugadores en la cancha. El título del primer tema, Mina/San Millán, delata de manera didáctica los dos golpes que componen la pieza. El piano dialoga con el saxo, a veces canta con él y luego le sirve una base para que tome el primer plano. Baila envuelto en tambores, acariciado por una voz que comienza tímidamente como una pincelada hasta que se vale del lenguaje por única vez en los 47 minutos y 26 segundos que dura el álbum para llamarlos a todos al ritual: ¡Loloeeee, fuego-candela, fuego-candela, candela-fuego!

La voz proviene de Carmela Ramírez, también presente en New Danza, la segunda pista. Es una gran cantante, que además es pareja de Gabriel. Con ella hizo la obra que sería el antecedente más directo de New Beginning. Vida (2016) fue concebida en otras circunstancias, en Caracas, específicamente en el Teatro Chacao, sin público y apoyados en el profesionalismo de los ingenieros Vladimir Quintero y Germán Landaeta. En aquel disco exprimieron el vocalise, un recurso expresivo, muy presente en obras de brasileños como Heitor Villa-Lobos o Hermeto Pascoal, en el que la voz no funge como vehículo de contenido lingüístico sino como un instrumento de viento. Y Carmela es como una flauta perfecta. Sublime.

Chakarji cita Perseida, una de las 12 canciones que hicieron juntos para Vida, como un claro ejemplo de la ruta que transitaría hasta llegar a nuevas composiciones como No me convence, que va de la relajación de una fiesta tradicional a la inconformidad del jazz. Enredadera, un tema suelto que lanzó en 2019, también sirvió abreboca.

Para la cuarta canción, los tambores se van y llega una Melodía de agradecimiento, que requiere de calma para manifestar su gratitud a la divinidad por los favores recibidos. Es su manera de decir gracias por este New Beginning, que por cierto es el título de la quinta pieza, ejemplo palpable de cómo lo afrovenezolano está presente incluso cuando no suenan los tambores.

—Cuando te vas a las raíces, encuentras dónde está el alma de esta música, y puedes ser más honesto desde cada lenguaje.

New Beginning es el primer fruto discográfico desde su residencia en Nueva York, ciudad a la que emigró en 2014 becado para estudiar en la New School. Confluyen sus experiencias académicas, su aprendizaje del jazz y su vida en Nueva York, al igual que sus roces con músicos de otras latitudes que traen a la mezcla sus propios bagajes.

Los percusionistas venezolanos Daniel Prim y Jeickov Vital representan en el disco —no oficialmente— al proyecto Venezuela In Motion, un colectivo de músicos venezolanos que le ofrecen a Nueva York un replanteamiento de tambores, joropos, merengues y otros géneros musicales venezolanos.

En su trío, cuyo sonido queda registrado en temas como Voices y Norte y Sur, a Chakarji lo acompañan el surcoreano Jongkuk Kim (batería) y el estadounidense de origen mexicano Edward Pérez (bajo), quien además participa en otro proyecto afroperuano con el que Gabriel ha colaborado.

El saxo del álbum lo grabó Morgan Guerin, un virtuoso que, aparte, es bajista de figuras como Esperanza Spalding. De la trompeta se encargó Adam O’Farrill, nieto de Chico O’Farrill e hijo de Arturo O’Farrill, una dinastía de músicos provenientes de Cuba que pertenecen a la historia del latin jazz; inmortalizados, por ejemplo, en el documental Calle 54 (2000) del cineasta español Fernando Trueba. Algo de ese mundo, en el que Gabriel también se ha movido, se coló en la creación de Montuno quince, la penúltima del disco. Y también está presente la impronta del saxofonista puertorriqueño Miguel Zenón, a quien cita como una de sus más potentes influencias.

Cuenta el pianista que la banda tocó las 8 piezas en Rockwood Music Hall, un bar del Lower East Side de Manhattan, un domingo por la noche, y al día siguiente entró al estudio a grabarlo todo en simultáneo, como impone la tradición jazzística.

Con New Beginning, Chakarji (Caracas, 1993), quien obtuvo una beca de producción de la Café Royal Cultural Foundation, se afianza en su recorrido, que comenzó de pequeño en el piano clásico y que, tras una pausa, continuó al descubrir la libertad del jazz. Aquel joven que participó en la Big Band Jazz Simón Bolívar, que trabó amistad y camaradería artística con Linda Briceño y subió a escenarios junto a C4 Trío, al Pollo Brito y otras glorias de su país, sigue fiel a la música que le ha permitido viajar, conocer, crecer… y volver a comenzar.